Historia
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Creamos la escuela de formación y crecimos.

La indescriptible experiencia y oportunidad de ser parte de un acontecimiento de naturaleza no solo íntima sino divina y trascendente, como lo es el nacimiento de un ser humano, me mueve expresar un profundo agradecimiento a todas las mujeres, hombres y familias, que se abrieron, confiaron, e incluso asumieron riesgos, al permitirnos acompañarles en la intrépida gesta de protagonizar y transformar sus experiencias en el nacimiento de sus hijos e hijas.

Fueron estas mujeres quienes nos permitieron entender de qué se trataba en detalle este asunto de transformar las maneras y concepciones de asistir y atender los nacimientos.

Cuando nace Buennacer, el parto vertical era el distintivo de la alternativa de atención. Las lecturas y experiencias compartidas por las mujeres que asistieron a los cursos prenatales que facilitaba María Auxiliadora en AVESA, pusieron en evidencia que la manera como tradicionalmente se atendían ( y se siguen atendiendo) los partos, no era correcta. De allí se desprendió un proceso de empoderamiento progresivo que terminó gestando un pequeño movimiento en torno al tema.

La lógica fisiológica de esta opción verticalizada del parto, suponía además la participación activa del padre, la acogida inmediata de su bebé en su regazo, el acompañamiento afectivo de la preparadora prenatal y la expresión del espíritu transgresor que fue construyendo el significado del protagonismo de la mujer y la familia en este evento. Con este grupo de mujeres empoderadas es que en 1986 nace Buennacer.

Si bien sigue siendo favorable la verticalidad del parto, fue aleccionador permitirnos observar a mujeres que tendían a buscar otras posiciones para parir: semi sentadas, paradas, acostadas de lado, en cuatro puntos. Fue así como, con una sensación de hallazgo, reconocimos que se trataba no de “el parto Vertical”, más bien de la libertad de parir en la postura que el cuerpo dictara.

Nace nuestro primer slogan: “Por un parto en libertad y un nacimiento sin violencia”.

Leboyer, quien estremeció el mundo con su libro “Por un nacimiento sin violencia” al convertirse en la voz del recién nacido, fue otra referencia de lo que como “alternativa” se estaba construyendo en Buennacer. Al ir descubriendo el lenguaje de los bebés y las bebé al nacer, con sus grandes ojos abierto, su cuerpo estirado y relajado, durante el ritual del baño propuesto por Leboyer, sentimos que propositivamente el slogan debía cambiar y fue así como nació el segundo slogan: “por un parto en libertad y un nacimiento armónico”.

Avanzan los años. Más parejas, rotan obstetras, nuevas preparadoras prenatales, nuevas sedes, nuevos aprendizajes. En 1998, el equipo de preparadoras (como nos llamábamos entonces), María auxiliadora, Magdalena, Alba, Trina y yo, nos embarcamos en un nuevo reto: formar a nuevas educadoras prenatales y acompañantes en el parto y nacimiento. Esto supuso plantearnos la creación de un programa para alcanzar este perfil ya con los nuevos aprendizajes adquiridos.

Trina, quien, a demás de psicóloga y educadora prenatal, se había formado como coaching y estaba en plena formación como facilitadora de biodanza, propuso un método que le dio el sello distintivo a este programa. Una formación con enfoque de crecimiento personal, que incorporó herramientas del coaching y un enfoque integral del proceso de aprendizaje. En medio de esta construcción surge la necesidad de identificar un nombre distinto y ajustado al nuevo perfil deseado. Una lista de opciones surgió y creo recordar que albita propuso el de Facilitadora del Nacimiento. Fue perfecto entonces. Arrancó el trabajo menudo de construir juntas el programa, contenidos, bibliografías y estrategias que fuimos aprendiendo a adaptar al método propuesto por Trina. La bibliografía iba desde Iván Ilich hasta un cuento para niñ@s. Entonces, era natural reproducir el material de apoyo y cada unidad tuvo una carpeta como de 500 páginas a las que llamábamos “mamotreto 1, mamotreto 2 y mamotreto 3”. Inolvidable cargar con ese peso, y posteriormente el cargo de consciencia ecológica.

Importante fue que, para esta primera cohorte (1999), le propusimos al grupo médico que en ese momento era parte del equipo de Buennacer, Carmen, Alida y Arnaldo, se formaran también. Interesante experiencia para nosotras y sin duda para él y ellas. Un encuentro al mes por nueve meses. En cada nueva cohorte había siempre una apertura a incorporar nuevas herramientas de autoconocimiento. Trina, muy versátil en convocar nuevos invitados e invitadas para ello, permitió enriquecer un proceso que valoro y agradezco muchísimo, siendo que todas participábamos junto a los y las estudiantes en cada taller desarrollado por est@s maravillos@s visitantes.

Nuevos aprendizajes, una visión más amplia de nuestro hacer con “ las barrigonas y barrigones”, el trabajo prenatal se orientó hacia la consciencia corporal y consciencia gestacional. Enriquecido nuestro enfoque, un nuevo eslogan surge: “Por una gestación consciente, un parto en libertad y un nacimiento armónico”. Sin duda desde el principio el trabajo prenatal fue y sigue siendo lo que mejor ha identificado a Buennacer y éste se vio redimensionado con la Escuela de Formación de Facilitadoras/es del Nacimiento.

Siento y creo en este momento que no hay modelos perfectos de vida, y mucho menos de gestarla, pero sí, nos toca velar por la dignidad, el respeto, el amor, al elegir y construir lo que hacemos. Desde allí seguimos haciendo y aprendiendo.

Taumanova Álvarez